Botín, sinónimo de banquero

Emilio Botín. Foto: Banco Santander

Emilio Botín. Foto: Banco Santander

El inesperado fallecimiento de Emilio Botín ha llenado páginas desde el minuto 1, cuando se conoció la noticia -instantes antes de la apertura de la Bolsa- mediante un comunicado del banco a la Comisión Nacional del Mercado de Valores. Era lo que se denomina un “hecho relevante”, de los que remueven el parqué. En el mismo comunicado se anunciaba que la sucesión en la presidencia se confirmaría antes de finalizar el día.

Si cualquier fallecimiento es trágico, máxime para aquellos que padecerán la ausencia, hay casos, como éste, en los que el hueco es especialmente difícil de llenar. El propio Emilio Botín había convertido al Santander -un banco que denominación local que evidencia sus aspiraciones fundacionales- en un líder del sector a nivel mundial. El primero de la eurozona y entre los de mayor cifra de negocio del planeta. Según algunos datos que circulan estos días para darnos idea de su envergadura, el Santander ganó el año pasado 4.370 millones de euros, 33 veces más que cuando Emilio Botín se puso al frente en el año 1986, a los 52 años.

En España, Botín es sinónimo de banquero. Para lo bueno y para lo malo. En su trayectoria ha habido sombras y algunas llegaron hasta los tribunales, de los que salió victorioso. Va con el cargo. Emilio Botín se “codeaba” con todos los presidentes del Gobierno con los que coincidió en el tiempo y su palabra, su análisis sobre la situación económica, despertaba tanta expectación, y más, que la de la de algún ministro.

Ahora, coincidiendo con su fallecimiento, es cuando conocemos más de cerca a la persona. Siempre ocurre así. Los obituarios repasan biografías y exaltan logros. A Emilio Botín se le atribuyen muchos pero el común denominador es su indiscutible capacidad de liderazgo y su carácter visionario. Revolucionó el escenario de la banca española y fue ganando terreno gracias a su habilidad para anticiparse a sus competidores.

Ana Patricia Botín. Foto: Banco Santander

Ana Patricia Botín. Foto: Banco Santander

Así logró llevar “Santander” hasta los grandes centros de decisión de la Economía Mundial. Lo escribo con mayúsculas porque no es para menos. Al contrario de lo que suele ocurrir con el relevo generacional en las empresas (Emilio Botín era bisnieto del fundador), el listón ha ido subiendo. Su  hija Ana Patricia Botín, entrenada para el cargo, tomará el relevo en unas circunstancias traumáticas, sin proceso de traspaso de poderes y bajo la atenta mirada no sólo del consejo de administración sino también del Banco Central Europeo, de la City de Londres (ha sido calificada por la prensa británica como la tercera mujer más influyente de aquel país, después de la reina y de una ministra) y de los grandes lobbies mundiales. Casi nada. No habrá tiempo para el luto.

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